El uso de tarjetas bancarias sin contacto, que a menudo adopta el nombre de EMV sin contacto (o cEMV), comenzó a generalizarse en los medios de transporte públicos hace algunos años. Estos sistemas sin contacto son extraordinarios porque permiten a cualquier tipo de pasajero llegar y viajar utilizando lo que ya llevan en su bolsillo, calculando de forma automática la tarifa que debe cobrarse a la tarjeta de débito o crédito pertinente.
De esta manera, se han mejorado los desplazamientos urbanos al liberar a los pasajeros de la necesidad de adquirir un billete antes de viajar. Los sistemas cEMV resultan muy beneficiosos no solo para los pasajeros, sino también para los organismos que ahora pueden ahorrarse el coste de emisión de los billetes en papel y las tarjetas de plástico.
No hay necesidad de adquirir un billete antes de viajar, lo que resulta óptimo para eliminar el obstáculo principal que aducen los usuarios que utilizan el transporte público por primera vez.
El sistema de EMV sin contacto sigue la filosofía «trae tu propio billete» (BYOT, por sus siglas en inglés) de Masabi, lo que significa que los organismos de transporte ya no tendrán que emitir papeles en papel o de plástico (al menos no tantos como hasta ahora) y esto les permitirá ahorrar en costes.
El hecho de que solo haya que pulsar en nuestro teléfono móvil para viajar hace que el transporte público resulte mucho más cómodo y permite una experiencia fluida sin necesidad de conocer el itinerario exacto de antemano o de preocuparse por gastar en exceso, gracias a la limitación de tarifa.